POBRE ABEJA MAYA

No era exactamente humo, no había ningún resto de humo, pero la atmósfera de aquella taberna era muy densa, de esas que hacen irreales los rostros. También parecía que todo el mundo estuviera hablando a la vez, creando una sola voz estridente e ininteligible; durante unos instantes miré a las otras mesas y observé el movimiento de sus bocas y, de repente, se hizo el silencio. Fueron unos instantes, quizás solo un par de segundos, en los cuales me dio la sensación que no había banda sonora y en los labios de todas aquellas personas solo quedaba el movimiento. En ese momento, bastante irreal, escuché las palabras de Rafael García como si fueran las únicas que se estaban produciendo en aquel local, en aquel momento… por eso, quizás, me parecieron más dramáticas.
-¿Ya sabes qué las abejas están desapareciendo?
Me giré para mirarlo con una interrogación en el rostro y entonces volvió el sonido y escuché a Manel, a Toni, a David reírse, después apareció el camarero. Pedimos sardinas, bacalao, vino blanco fresco, pan con alioli.
-A ver Rafa, ¿qué coño es eso de las abejas?
-No, no, pocas bromas… están desapareciendo.
-Pero… ¿de donde? ¿De Barcelona?
-No, del planeta. En Estados Unidos ya han desaparecido el veinticinco por ciento, es decir: millones.
-Pues vaya… me estas fastidiando el día, vaya preocupación me has creado. Con todo lo que está pasando y encima esto.
-Aunque te lo tomes a broma, es un problema muy serio y un misterio extraordinario. Porque están desapareciendo, es decir que se esfuman sin dejar rastro y no encuentran ningún vestigio de cadáveres cuando parece ser que lo normal es encontrar los restos de los insectos. Ya le han puesto nombre al síndrome: Problema del Colapso de Colonias.
-Bueno, pues si ya tiene nombre quizás sean capaces de salvarlas y si no, peor para ellas.
-Que va, peor para todos. Son absolutamente necesarias para el desarrollo de la vida en el planeta por la polinización de los cultivos, de los árboles frutales y todo ese rollo.
-¿Y qué, no hay ninguna explicación para el fenómeno ese?
-Pues no… bueno tienen algunas teorías, la más extendida dice que es un virus Israelí al que llaman: Virus de la Parálisis Aguda.
-Colapso, parálisis… oye con esos nombres se asusta cualquiera.
-Pues sí, pero el fenómeno es muy raro. Parece ser que las abejas obreras se dan a la fuga y dejan abandonada a la reina…
-Pues claro, es que lo de la monarquía esta muy mal en todas partes, y no quiero contarte nada de la de aquí que está para que la lleven al tinte.
-Sí, tú tómatelo a broma, pero ten en cuenta que según Albert Einstein, si desaparecieran todas las abejas, a la humanidad no le quedarían más que cuatro años de vida.
-Vale, me has convencido, dejamos el desayuno y nos vamos a toda prisa a salvar a las putas abejas de su futuro nefasto y… muy próximo.
-Oye, pues algo habría que hacer. Como empiecen a desaparecer, cuatro años pasan rápido.
-Pero si solo ha desaparecido el veinticinco por ciento, quizás vaya para largo ¿no?
-Pero es como todo… una vez se empieza, ya no se sabe.
-Ya, ¿y cuantos años calculas tú que tardará todo ese proceso, entre que las abejas desaparecen definitivamente y se cumple el vaticinio de Einstein?
-Yo que sé, pero quizás sean cien años o algo así…
-Entonces… quizás será mejor que comamos tranquilamente y después ya veremos lo que hacemos.
Rafa me miró a los ojos durante unos instantes y después masticó un trozo de bacalao, que tenía muy buena pinta, y despues entramos todos en una conversación bastante más intrascendente.
Más tarde, cuando paseábamos tranquilamente por la calle volvimos al tema, apasionante, de las abejas.
-Ya ves y, para poner un ejemplo, de la Abeja Maya ya no se hizo nada más. La encasillaron en aquel papel y la perdimos para siempre.
-Quizás viva en Hollywood, en Beverly Hills, en alguna de esas mansiones de Sunset Boulevard, tan ricamente.
-Sí, claro, gastándose la pasta que ganó en la serie.
-Tal vez se haya casado y tenga descendencia…
-Pues vaya futuro les espera a los hijos con eso del “colapso” y el virus ese.
-Sí, ves, en eso no había pensado yo… en fin, pobre Abeja Maya.

Una respuesta a “POBRE ABEJA MAYA

  1. Que bueno estaba el bacalao

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